martes, 24 de agosto de 2010

Depender

Amar sin depender, es sin lugar a dudas, uno de los grades desafíos de la lucha diaria por una vida plena; y no depender tiene costos que no son para nada baratos.
Un individuo autodependiente siempre será acusado por aquellos que todavía transitan espacios de cómodas y previsibles dependencias, de ser soberbio, tonto, cruel o agresivo, cuando no reprochado de antisocial, desamorado o egoísta.
Aquellos que han aprendido a no depender tampoco permiten que otros dependan de ellos; saben que cualquiera de los dos lados de la cadena, el esclavo y el amo son victimas de la esclavitud, y la rechazan de plano, reniegan de ser percheros de sombreros ajenos y no quieren apoyarse en otros para escalar posiciones.

Alfredo Padilla
2006

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