lunes, 23 de agosto de 2010

La Bestia


El gruñido de la bestia encara de nueva cuenta mi alma, el ciclo sin fin, el letargo de las fieras se repite una y otra vez. Atrapado entre dos mundos vuelco mis ojos al infinito carente de espacio, despacio me pierdo y me encuentro inmerso en la niebla de opio que dejan los años.

Escucho susurros de voces conocidas el tiempo que emerjo a ratos, estirando la mano encuentro a aquellos que son y en es momento me embargan las preguntas internas, preguntas pocas ocasiones entendidas, pocas veces bien elaboradas.

Y las almas vagan a mi alrededor, las absorbo de un tirón mas en ocasiones no soportan el caos en donde han caído, donde les he llevado, las almas fuertes o locas soportan los infiernos interiores de la bestia, las almas frágiles hace años salieron de mi caos interno.

Pero la bestia no esta sola, por asares de las decisiones a destiempo una bestia mas nació en la década del silencio, y las fauces crecieron y su golpe desmaya y su palabra fuerte y de poder me resulta. No es como yo, yo soy como ella, me convertí en la sombra que le sigue de cerca, el espectro que listo esta a cubrirle mientras devora lo que alguna vez yo mismo devore. Al fin de cuentas es lo que decidí que fuera, es mi decisión, es el fantasma que sigue mis pasos sin saberlos seguros.

Tengo caras espectrales en la mente peleando en los patios de Sodoma por el premio ya ultrajado. Sombras me acompañan y ya no se si son las de antes o las que llegaron con ansia de sangre, de mi sangre.

Eme aquí y ahora, esperando el exorcismo o esperando la hoguera, luchando con la bestia, consolándola, haciendo de mi poder destructivo la fuerza que me saque de este sueño malsano.

Alfredo Padilla 2005

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